Big Island I: playas secretas, paisajes volcánicos y atardecer en Hilo.
Nuestro cuarto día en Hawái fue una auténtica aventura por la Big Island, la más grande y diversa del archipiélago. Hoy os contamos qué ver en Big Island: playas, lava y Hilo para terminar nuestro primer día.
Despegamos por la mañana desde Maui en avioneta, y durante el vuelo ya empezamos a alucinar: desde el cielo se veían perfectamente las coladas de lava solidificada, serpenteando hasta encontrarse con el mar. Un espectáculo natural que anticipaba la grandeza que nos esperaba en esta isla volcánica.
Ruta hacia la playa más espectacular: Makalawena Beach.
Al aterrizar, recogimos el coche de alquiler y pusimos rumbo a una de las playas del oeste de Big Island más salvajes y menos turísticas: Makalawena Beach, dentro del Kekaha Kai State Park. Aparcamos en el área habilitada y comenzamos una caminata de unos 30-40 minutos que atraviesa un impresionante paisaje de lava negra. La ruta, aunque fácil, requiere buen calzado, gorra y protección solar: el sol aquí cae sin piedad y no hay sombra durante todo el trayecto.
Primero llegamos a Mahaiula Beach, una bonita playa donde ya se respira tranquilidad, pero decidimos continuar hasta Makalawena. ¡Y mereció totalmente la pena! Allí nos encontramos con una playa de arena blanca, agua cristalina y vida marina por todas partes. Estaba prácticamente vacía, y en el agua vimos peces de colores, corales e incluso una tortuga marina nadando tranquilamente. Fue uno de esos lugares mágicos donde el tiempo parece detenerse.
Comida con vistas y cambio de paisaje.
Tras disfrutar del baño y el snorkel, regresamos al coche con hambre y nos dirigimos hacia la zona de Waikoloa, donde paramos a comer en el centro comercial Kings’ Shops. Está ubicado junto a un campo de golf con un lago artificial, y aunque es un sitio muy turístico, nos vino genial para descansar y reponer fuerzas.
Por la tarde, hicimos una parada rápida en el mirador del Waipio Valley. Solo lo vimos desde arriba, ya que al día siguiente planeábamos hacer el descenso a pie. Aun así, las vistas del valle verde rodeado de acantilados y el océano al fondo nos dejaron sin palabras.
Hacia el este: Hilo al atardecer.
Desde allí, tomamos la carretera que cruza la isla en dirección este, atravesando paisajes volcánicos, zonas boscosas y pueblos pequeños, hasta llegar a Hilo justo cuando caía el sol. Esta ciudad es muy diferente al oeste de la isla: más auténtica, menos turística y con un ambiente muy local.
Antes de ir al hotel, dimos un paseo por los Jardines Liliʻuokalani, un parque de estilo japonés con puentecitos, lagos y templos tradicionales. Aunque hubiéramos agradecido verlo con un poco más de luz, es un buen sitio para desconectar y relajarte al final del día.
Cerramos la jornada en Hilo Town Tavern, un bar típico americano donde pudimos disfrutar de una cena con música en directo. Algunos locales se animaron a bailar country, creando una atmósfera única que nos encantó. Sin duda, fue una manera perfecta de terminar nuestro primer día en Big Island, donde recorrimos las mejores playas, caminamos entre lava y terminamos en un pueblo tan característico como Hilo.
Os dejamos por aquí el recorrido de este primer día en Big Island:

Y el el mymaps con los sitios más reseñables tanto para visitar como para comer: